Comenzamos el Triduo Pascual: Jueves Santo

    Queridos amigos:
   Hemos dejado atrás el Domingo de Ramos, que ha sido el pórtico de la Semana Santa, y el Lunes, el Martes y el Miércoles Santo, que han sido días de espera, de preparación, de reafirmación en nuestro deseo de seguir al Señor. En el evangelio del domingo pudimos contemplar una tremenda historia de oscuridad y violencia que se desata contra Jesús. Pero también pequeñas (o no tan pequeñas) historias de luz que aparecen en medio de la Pasión del Señor: p. ej., el hombre que presta su pollino porque Jesús lo necesita, o el dueño de la casa que la ofrece para acoger a Jesús y a sus discípulos durante la Última Cena, o Simón de Cirene, que -más o menos obligado- ayuda a llevar la cruz; también las mujeres que acompañan a Jesús hasta su muerte, y José de Arimatea, que da la cara ante Pilato para ofrecer un sepulcro digno donde colocar el cuerpo de Jesús. Lo mismo ocurre en el mundo, ocurre a nuestro alrededor: historias de injusticia, de violencia y de muerte, y también historias de generosidad, de acompañamiento, de compromiso, de ayuda. Esto lo vemos de una manera especial en estas semanas con motivo de la gran crisis sanitaria que estamos pasando. Por eso, cuando hemos leído la Pasión (que volveremos a leer, en la versión de san Juan, el Viernes Santo), lo debemos hacer con esperanza. Una esperanza que no nos aleja de este mundo, de la realidad, sino que nos impulsa a ejercer la generosidad, el compromiso, la ayuda, con los que sufren de un modo u otro, y también a vivir los propios sufrimientos con confianza, como Jesús, que se abandonó en las manos de Padre Dios en la cruz.
   Esta tarde del Jueves Santo empezamos ya el Triduo Pascual celebrando la eucaristía (que invito a seguir por los diversos medios habilitados), que es como una anticipación de lo que viviremos en estos próximos días. Jesús nos entrega el pan y el vino, signos de su presencia permanente en medio de la Iglesia, de la comunidad cristiana. Además, con el recuerdo de su inmenso gesto del lavatorio de los pies, nos invita a vivir con una entrega al prójimo parecida a la suya.
   En efecto, en el Jueves Santo rememoramos muy especialmente la institución de la Eucaristía, la institución del sacerdocio ministerial y el Día del Amor Fraterno. Tenemos, pues, tres grandes motivos para agradecer y contemplar, y lo podemos hacer desde casa, juntos, en familia. Aunque no podamos encontrarnos en la iglesia, nos sentimos profundamente conectados en el espíritu; aunque no podamos recibir sacramentalmente la comunión, podemos realizar la comunión espiritual con mucho fervor y esperanza.
    La Última Cena -que tuvo lugar en el contexto de la cena pascual que los judíos celebraban cada año en recuerdo de su liberación de la escavitud en Egipto- fue la culminación de una costumbre que Jesús ya tenía: él solía comer con personas muy diversas, que lo invitaban. Acogía a los pecadores y a todos en general. Aprovechaba esos momentos para dar siempre mensajes de reconciliación y de anuncio del Reino de Dios. Las comidas suelen ser -deberían ser siempre- momentos de fraternidad, de amistad, de buena convivencia, de alegría. Por eso mismo, en la segunda lectura de la misa de hoy, san Pablo insiste en que no es correcto celebrar la comunión con Dios y olvidarse de la comunión con los hermanos, pues ambas están íntimamente unidas. Comulgando con el Señor somos invitados a trabajar por la comunión humana, incluyendo a los necesitados de un modo u otro, cercanos o lejanos a nosotros.
    Pidamos hoy al Señor aprovechar el Pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía (en estos días, de un modo espiritual). Pidamos al Señor crecer en la contemplación de su Palabra y en el amor a su Iglesia, en el amor a nuestro prójimo, al que podemos acompañar y ayudar de diversas maneras. Cáritas Diocesana de Canarias nos invita a seguirlo haciendo en estos días, y la mejor manera es realizar alguna donación (transferencia bancaria, Bizum,...) en la siguiente página web, donde encontrarán toda la información. Muchas gracias: 




  En la página web de nuestra diócesis, como es habitual, podemos encontrar numerosos recursos para la oración, reflexión y, por supuesto, diversas informaciones. Destacamos el siguiente vídeo del Papa:

 

 Por último, en nuestra diócesis se ha elaborado también un pequeño vídeo donde intervenimos algunos sacerdotes con un mensaje único: rezo por ti, rezamos por ti, ofrecemos la eucaristía por ti. Lo pueden ver en otra entrada en este blog. Un fuerte abrazo y mi bendición.


   

Comentarios

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