Reflexión en el Domingo V de Pascua

         Queridos amigos:
    Seguimos avanzando en el camino de la Pascua y ya hemos llegado al quinto domingo. La lectura del evangelio (Jn 14, 1-12) es uno de los textos que pueden elegirse para las misas exequiales (funerales) y que, de hecho, quizás hemos escuchado con cierta frecuencia en esas ocasiones. Pero, por supuesto, el mensaje de este episodio de san Juan es aplicable para muchos otros momentos de nuestra vida.
   En primer lugar, es importante notar que lo narrado en este evangelio ocurrió en el contexto de la Última Cena. En la víspera de su muerte, Jesús va a culminar su entrega por la salvación de la humanidad y va a confiar preciosas enseñanzas a sus discípulos. Ahora somos nosotros esos discípulos, por lo que tenemos que recibir ese mensaje como un gran tesoro espiritual. Resulta muy sorprendente que sea Jesús -que va a ser torturado y a morir a las pocas horas- quien anime a sus amigos en ese momento crucial: "No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí". Si alguien tenía motivo para sentir una enorme inquietud, ese era precisamente Jesús. Y, en efecto, manifestó una gran angustia horas después, en el huerto de Getsemaní, aunque se abandonó totalmente en las manos de Padre Dios. Por eso Él dice que en la casa de su Padre hay "muchas moradas" y que hay un "lugar" preparado para cada uno, de manera que Él quiere llevarnos consigo para siempre. Cuando leo y comento estas frases siempre me gusta decir que todos tenemos un sitio en el corazón amoroso de Dios. Ahora bien, será necesario prepararse adecuadamente para gozar de ese amor infinito después de nuestro paso por este mundo.
   Esta posibilidad de vernos envueltos por un amor inmenso está muy relacionada con nuestro deseo más profundo de felicidad. Deseamos ser felices porque no lo somos bastante. Se puede decir que el ser humano es un eterno insatisfecho. Con frecuencia lo experimenta porque aquellas cosas con las que pretende alcanzar la dicha no le dejan realmente satisfecho. Siempre queremos más, y más, ... Pero no pocas veces podemos caer incluso en una mayor insatisfacción conforme pasa el tiempo. Además, solemos tener miedo a perder los pequeños ratos de felicidad que vamos consiguiendo, o las etapas de relativa tranquilidad en diversos ámbitos de nuestra vida. Nos damos cuenta -y eso lo estamos experimentado con dureza en este tiempo de pandemia- de que las situaciones de cierta bonanza y estabilidad pueden verse comprometidas; de que muchas realidades son ambiguas y demasiado cambiantes. Nos ha tocado vivir en la era de las "fake news" (los bulos, las falsas noticias), en un mundo donde abunda la manipulación por parte de algunos medios de comunicación. Asistimos confusos a conflictos de diversos tipos entre los responsables públicos, a las mentiras o medias verdades de muchos políticos, etc. Además, cuesta trabajo asumir compromisos firmes e incondicionales, porque resulta más cómodo ser "flexible" y cambiar de postura según los vaivenes sentimentales o determinados intereses. En suma, como han dicho un autor contemporáneo, somos una "sociedad líquida" donde abunda el "amor líquido" (en palabras del sociólogo Zygmunt Bauman). El Papa añade que incluso gaseosa, para recalcar la fuerte crisis de inconsistencia que nos afecta. Una sociedad sin vínculos ni fuerzas de cohesión, al menos no como los había de un modo u otro hace varias décadas.
     Ante este panorama poco halagüeño es lógico y necesario buscar la solución o posibles soluciones. En una sociedad tan pluralista como la actual las posibles salidas que muchos buscan son diversas, yendo desde lograr un cuerpo perfecto, o el éxito en las redes sociales, o el camino autodestructivo de las drogas hasta los caminos de meditación y las prácticas de autoayuda, etc. Retornando al evangelio de este domingo, leemos que Tomás le comenta a Jesús que ellos -los discípulos- no conocen el camino hacia la plenitud que Él les promete. Así, Tomás está reflejando la perplejidad humana, la duda, la inconsistencia a la que nos hemos referido. La respuesta de Jesús, sin embargo, es consistente. No es líquida ni gaseosa, sino sólida: "Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí". Con estas palabras el evangelista Juan quiere recalcar que Jesús es la respuesta a todos nuestras preguntas y búsquedas. Él es el camino. No es una fórmula mágica ni la panacea que cura todos los males de golpe. Dios no tiene varitas mágicas ni es un "bombero" que apaga todos los fuegos. Pero Jesucristo sí es el camino que nos permite avanzar, poco a poco, con esfuerzo y sacrificio, sin conocer de antemano los detalles ni la longitud de ese camino. Podemos decir, pues, que hay una meta. Siguiendo ese camino no nos perdemos ni nos desorientamos, por lo que podemos encontrar sentido a nuestra vida.
    En segundo lugar, Jesús es también la Verdad, así, con mayúsculas. Cuando pienso en esto recuerdo una escena intensa de una película italiana relativamente reciente sobre la vida de san Agustín de Hipona. Cuando Agustín todavía no era cristiano -e incluso quería perjudicar a la Iglesia- mantuvo un día un diálogo con el obispo de Milán, san Ambrosio. Este, que era un gran intelectual aparte de gran obispo, conocía bien a los filósofos griegos y romanos, al igual que Agustín, que era profesor de retórica y reputado orador. Debatiendo sobre la búsqueda de la verdad, Ambrosio le dice con claridad y firmeza a Agustín que la verdad existía y que era una Persona: Jesucristo. Le manifiesta que la Verdad le saldría al encuentro. Y así ocurrió algún tiempo después, puesto que el eterno buscador Agustín se convirtió al catolicismo y fue bautizado por el mismo san Ambrosio. En realidad, todas las teorías y los sistemas de pensamiento tienen sus puntos débiles, como construcciones humanas que son. Las ideologías son bastante limitadas y pueden ser profundamente destructivas. Pero, como sostenía san Ambrosio -y después el gran san Agustín, y tantos otros- la verdad existe, y no es una idea. Es una Persona. Jesús es la referencia sólida necesaria para construir nuestra vida sobre bases firmes, sobre la roca de la fe. Jesús no se arredró ni cambió según las conveniencias.
    En tercer lugar, Jesús es también la vida. Pero no una vida para "ir tirando", como suele decirse; no es una vida a medias, mediocre, pobre, insulsa. Es la Vida con mayúsculas, la plenitud que anhelamos, la felicidad inmensa deseada. Una Vida al alcance de todos, no por nuestros méritos o luchas, sino por su generosidad. Algo tan necesario en un mundo con muchas personas explotadas y alienadas por el sistema (ya sea en sus derechos o en su economía personal), donde hay muchos descartados, como suele advertir el Papa. Siempre debemos evitar el descarte de nuestro prójimo más débil. Es preciso trabajar por una sociedad donde haya menos descarte y más justicia y atención para todos, donde todos tengan algunas oportunidades y puedan desarrollar sus capacidades. Precisamente en la casa del Padre -como afirma el texto evangélico- también hay lugar para todos.
     Si nos fijamos, los comentarios del apóstol Felipe en este evangelio son como un reflejo de una actitud muy actual. Le dice a Jesús que todo lo que Él explica está muy bien, pero que se podría ahorrar tantas historias si mostrase al Padre de una vez. Felipe quisiera que el Padre nos lo dé todo hecho y no nos pida la constancia de la fe y del trabajo cotidiano. Sin embargo, la respuesta del Señor es nítida: no hay "varitas mágicas", ni el creyente puede sustraerse a sus responsabilidades, sino que debe tomar la iniciativa y esforzarse, guiado por Él. Jesús es el único Camino de acceso al Padre, su sabiduría es la mejor. Solo Él es la Vida. ¡Dichosos nosotros si hemos conocido al Señor y queremos seguir ahondando en su conocimiento y en su amor, en su seguimiento! Si no lo hemos conocido, sabemos que Él encontrará la manera de venir a nuestro encuentro. Porque Dios quiere que ocupemos ese "sitio" en su Casa. No hace falta buscar fuera o más allá. Él es la auténtica novedad y la vida plena.
     

           Jesús es el Verdadero Camino que nos lleva a la Vida

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